Experiencia de una persona después de realizar 9 sesiones de Rolfing
"Aquejada de un dolor de espalda localizado en las lumbares que duraba meses y, tras haber probado diversas terapias (RPG, osteopatía, rehabilitación), haber realizado ejercicios específicos (pilates) y consultado al traumatólogo doy con el que es mi actual rolfer. Le expongo mi situación y me comenta la terapia que él realiza y que cree puede ayudarme. Me habla brevemente sobre la filosofía del Rolfing. Recuerdo que una de las cosas que me animó a probar la técnica es que no me habló del Rolfing como un “solucionador de problemas” sino como una herramienta que podía beneficiarme y en ningún caso suponer algo negativo. Emocionalmente, estaba algo cerrada a nuevas terapias y, sin embargo, sin nada que esperar, decidí conocer un poco más y probar el Rolfing.
Después de nueve sesiones, en la actualidad lo recomiendo. En cada una de ellas, la dinámica ha sido la misma. En primer lugar, unos momentos de observación y concentración en el cuerpo y en el movimiento, atendiendo especialmente a las sensaciones, la postura y, en definitiva, “nuestra manera de estar”. Él me solía hacer preguntas sobre cómo percibía ciertas partes del cuerpo y su comportamiento.Después, pasábamos a un masaje fascial por zonas (según la sesión). A través de dichos masajes he conocido algunos recovecos de mi cuerpo que nunca había atendido. He de hacer hincapié en que siempre me he sentido cómoda y relajada con mi rolfer. Me ha transmitido la profesionalidad, naturalidad y confianza necesarias en este tipo de terapias. Además de empatía, siempre mostró mucho interés por conocer mejor y de manera global mi problema de espalda. Por último, finalizábamos la sesión con una nueva observación corporal. Siempre me sentía diferente al salir de la sesión que al entrar en la misma, experimentando paz, sintiendo el cuerpo más ligero y sobre todo con más información sobre cómo manejar la postura para buscar alivio constante y alejarme de las tensiones a las que a veces yo misma sometía a mi cuerpo por desconocimiento. De hecho, para evitar exponernos físicamente a tanto estrés dentro de nuestra rutina, hay ciertos puntos del Rolfing que he aprendido que me parecen fundamentales.
Puedo concluir que, en mi caso, el Rolfing me ayudó emocionalmente y físicamente; supongo que en un futuro volveré a recurrir a él por el bienestar que aporta y, aunque ninguna terapia es capaz de llegar a todos y cada uno de nosotros, considero altamente interesante confiar en el Rolfing tanto a aquellos que tengan dolores, como a aquellos que simplemente realizan regularmente alguna actividad física (deporte, baile, etcétera).
Definitivamente, abre una puerta a otra manera de estar y moverse mucho más saludable."
Nuria, economista (Octubre de 2015)